ZOELAE TRAIL – Bragança 2019

Los zoelae eran una tribu pre romana perteneciente al pueblo de los astures que habitaba en las sierras de Nogueira, Sanabria y La Culebra.

Sobre su ubicación, parece claro que su capital fue la ciudad de Curunda, ubicada en algún lugar indeterminado entre Braganza y la provincia de Zamora.
Los zoelas también son mencionados en altares encontrados en Braganza, concretamente en el castro de Avelãs.
Este pueblo dejó estelas funerarias decoradas con símbolos circulares, simbolizando el sol y con diseños animales como el cerdo y el venado.
Los zoelas son de origen desconocido, muchos autores los consideran una de las etnias más antiguas de la península ibérica.

Para su reconquista, nace la ZOELAE TRAIL, la prueba que pone a prueba a los corredores más rápidos en territorio Celta.

Con salida vespertina a las 8:00 en punto, desde el pueblo de Rebordaõs (pese a que la web indicaba la salida en Castro de Avelãs), se iniciaba el Trail Longo de unos 30 km’s (31 indicaba finalmente el reloj) y 2.300 metros de desnivel ac.
La meta, el Castello do Bragança, en pleno centro histórico y de vieja tradición medieval.

El inicio de la prueba, se antojaba rápida con corredores como el zamorano Jorge Fraile, el vasco Pedro Ayestaran, o los portugueses Ilidio Moreiras, Caetano Moreira o Gomes Palmeiro (un veterano de ‘guerra’ del asfalto, que corre que se las pela, sobretodo en tramos llanos).

Desde un principio, la decisión fue ir con todo, y marcando el ritmo en paralelo junto al luso Ilidio (hermano de Lucinda, gran corredora del país vecino), y seguidos unos metros detrás por Moreira, Pedro Ayestarán y Jorge, emprendimos un tramo inicial de 2km’s a ritmos de 3:30, a través de una pista/tobogán que nos conducía en un precioso sendero, estrecho y serpenteante, el cual estiraba la carrera en la falda de esta pequeña montaña.

Habían limpiado, y aún se podían apreciar, con cada zancada, pequeños trozos de ramas, y salientes de pequeña vegetación, que abrían paso a un divertido transcurrir inclinado, de los que gustan, de los que de repente se inclinan en buenos porcentajes de ascensión.
Teníamos que ir en fila, e Ilidio intentó desde muy pronto un ataque que le permitiera abrir brecha, pero el resfriado que traía las semanas anteriores le pasaría factura poco más tarde y tendría que abandonar ..

Al poco de iniciar este intento de fuga, conseguí dar caza de nuevo al corredor luso, animándolo a seguir con el ritmo que traíamos, pero cuando quise dar cuenta, se perdió entre los corredores que detrás venían a la caza.
Se iniciaba un tramo de subida tendida y progresiva que nos iba a ir fenomenal (como siempre he dicho, mejor subir, que para bajar siempre estamos a tiempo…).
Esta larga subida por senderos y pista, nos conducía al punto más alto del recorrido, el Santuário de Nossa senhora da Serra , en el que podíamos encontrar un avituallamiento camuflado entre la intensa niebla que allí había («¡¡ Madre mía, esto parece Zegama !!») …

Allí aparecía la figura de nuestro ya amigo «el Biker», el que guía al líder de la prueba.
Cargamos una dosis de Tailwind, y seguimos, ahora en fase descendente por una laaaarga pista en la que decidimos no frenar el ritmo, ya que no tenía referencia de los corredores que venían detrás.

Se avecinaba una travesía por «el boulevard de la velocidad», ya que todo lo que quedaba era correr, y mucho.
Pequeñas «chinchetas» de pocos metros positivos, que ayudaban a si cabe, a respirar un poco y te dejaban mirar hacia atrás y hacia arriba.

Quedaban unos 14 km’s, y la tónica ya no iba a cambiar. Pista, correr, correr y luego ,,, seguir corriendo.
Llegamos al km 20, último avituallamiento (al menos, del que haríamos uso) en el pequeño alto la iglesia de Senhora da Cabeça.

Un pequeño sendero sería el que nos conduciría de forma vertiginosa, durante unos 3o metros, hasta el Barragem de Castanheira (uno de los puntos más bonitos la carrera).
Un pequeño embalse, que junto a una Hidroeléctrica local, hace que puedas mirar atrás para ver si hay algún corredor que pudiera estar cerca, mientras transcurres por una especie de playa y pequeña zona de pesca.

Empezamos a correr por zonas de cierta civilización, lo que nos dice que ya debemos estar cerca de pisar las calles de Bragança, (sé que una vez llegue a la ciudad, tengo como unos 4 km’s de travesía por la misma, hasta llegar a la línea de meta).

Antes, nos espera una de las sorpresas para muchos de los corredores (no para mi, ya que el año pasado pagué la novatada jaja)..
Cruzaríamos una pequeña riera que cargaba bastante agua, y que para cruzarla, contabas con la ayuda de una cuerda, dado que el caudal te llegaba (en mi caso) más arriba de la cintura).
Lo que no podía faltar, era la atenta mirada de un par de fotógrafos, dispuestos a captar la mejor instantánea:

Vaya Careto….

Estábamos llegando a la parte final, y a ritmos de 3:45 – 3:50, que hacía rato traíamos de forma alegre, entramos en la ciudad de Bragança.

Es la comunidad intermunicipal de Tierras de Trás-os-Montes, dentro de la Región Norte de Portugal. El municipio está limitado al norte y al este por España (Zamora), al sureste por el municipio de Vimioso y Macedo de Cavaleiros al Soroeste.
Es una de las ciudades mas septentrionales del Portugal continental. Los celtas, dieron el nombre de Brigantia a la ciudad, fundada en el S.II a.C. Posteriormente se latinizó pasando a llamarse Bragança, su gentilicio con ese origen celta, es el brigantino/a.

Situada en la altiplanicie noreste, en las faldas de la sierra de Montesinho, constituye la principal población de la provincia de Trás-os-Montes. Constituye un importante centro cultural que debe su notable crecimiento de población y el desarrollo de la ciudad en su conjunto a la creación del Instituto Politécnico de Braganza (5300 alumnos) y diversos servicios, así como al regreso de emigrantes venidos de Francia y de Alemania.

Una vez aquí, sólo quedaba mantener lo que habíamos corrido, y bajando el ritmo, empezamos a disfrutar de la ciudad y de la victoria que se antojaba trabajada con dos semanas de buenos entrenamientos y carga semanal con volumen, series y buenos trazos de bicicleta por la comarca de Aliste, Zamora.
Entrábamos en el puente de la fortaleza do Castello de Bragança, fundado en 1187, con 2 horas y 30 minutos marcando en el suunto.

Mi «colega» el biker, nos guiñaba un ojito,,,, quedaban 2 rampas para subir al Castillo y bordearlo por sus jardines. Me felicitaba y me invitaba a encontrarnos unos segundos después en la línea de meta, tenía que avisar de la llegada del primer corredor, ¡ese era yo!….

Fui avanzando a varios corredores de la distancia corta durante los km’s finales de la prueba, y en la entrada al enmurallado vi a Pedro, jefe de filas de la Raya Trail (un hombre que me resulta muy bucólico y representativo de la comarca de Aliste. Un Jefe de Policía a tiempo fijo y amante de la montaña a tiempo parcial)..
Le felicito, le lanzo una sonrisa y él me la devuelve con un «vamos campeón» ,,, me siento a gusto, realizado y satisfecho, y escuchando la fantástica voz del speaker portugués que hace sonar mi nombre por las paredes do Castello,,,

Llegada a meta, en 1ª posición, y un tiempo final de 2 horas, 34 minutos y 47 segundos.

 

Muy agradecido a la dirección y organización de la prueba por invitarme, y por cuidar tan bien de todos nosotros.
Especial agradecimiento a Pedro Rodrigues, director de la carrera y a Antonio Del Pozo, director de Ultra Sanabria por la confianza.

Nano López
Activador Emocional
Formador de Habilidades Sociales
y Deportista de Carreras por Montaña

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *