ULTRA SANABRIA By Stages 2019

Una nueva edición del Ultra Sanabria (ULSA) daría comienzo el día 11 de Octubre a las 8:30 de la mañana desde el pueblo de Escuredo, pero la aventura comenzaría bien temprano …

Por delante, 110 km’s y casi 6.000 metros de desnivel positivo dividido en 3 diferentes y batalladas jornadas, las cuales pondrían en la palestra, las condiciones de todos los atletas que aceptaban desafiar el reto del Lago Salvaje.

 

 

Abril, 2018.
Recibo una llamada de un número desconocido. Recuerdo que estaba en la oficina, a punto de entrar en el ascensor para subir al despacho, decido contestar…

– ¿Si? …
– Hola, ¿Nano?…
– ¿?¿? — (Poca gente que no conozco, me ‘reclama’ por Nano, a no ser que sean ámbitos deportivos) «Síi,,, soy yo! ¿quién es?».
– Mira, me llamo Antonio Del Pozo, soy el director y fundador del Ultra Sanabria by Stages, ¿cómo estás, tienes un momento para que hablemos? …

Conozco muy bien Sanabria, mis padres nacieron hace más de 70 años en la comarca de Aliste (vecinos colindantes), mis 4 abuelos fueron lugareños y desde que nací y tengo uso de razón, cada verano, así como algunos puentes, navidades y Semana Santas, las he pasado por allí.

De Sanabria, todos conocemos el Lago, ya que es donde muchos de nosotros, así como turistas, disfrutamos de sus playas, y su gastronomía local, pero poca gente conoce el entorno salvaje y cultural que envuelve a este glaciar, el más grande de la península.

Montañas, pedrizas, senderos y lugares recónditos, que se pueden conocer a través de diferentes rutas por el parque natural.
Uno de los últimos proyectos de este fantástico lugar, es el Sanabria Lake, con el Hotel Villa Lucerna el cual ofrece a sus visitantes no sólo una estancia idílica en un entorno natural sorprendente, si no que presenta a sus huéspedes una serie de experiencias como Tirolinas, visitas guiadas al parque, multi aventura y otras actividades que podréis conocer en su web.

Un ejemplo, es la laguna de Peces (a 1.800 metros, dónde termina la carretera que asciende desde San Martín de Castañeda).

Con todo ello, la invitación para ir a disfrutar del lugar al que tanto cariño le tengo, de una manera competitiva y en modo Ultra, no podía resistírseme, por lo que acepté acudir a la cita, y disfrutar de todo lo que la organización había preparado.

Este 2019, sería mi segunda participación (la tercera de la prueba) y estaba dispuesto a aceptar el reto de, si bien no igualar el 3er puesto final del año pasado, dado que el elenco de ‘artistas’ había subido el nivel, al menos intentar dar lo mejor de mi, para disfrutar del lugar y responder a la confianza de la dirección.

ETAPA 1
Escuredo – San Ciprián – 35 km’s
2047 + / 2029 –

La primera etapa, comenzaba el viernes día 11 de Octubre, a las 8:30 de la mañana desde la localidad de Escuredo.
La organización, disponía un bus lanzadera que llevaba a todos los corredores hasta la salida, y otro que los iría recogiendo en meta para retornarlos al núcleo y epicentro del Ulsa, San Martín de Castañeda.

Irene y yo, teníamos un vehículo de alquiler, lo que nos hizo pensar, al igual que el año pasado, el ir por nuestra cuenta y pasar de autobuses…
A este pensamiento se nos sumó Pablo Villa, Mario Olmedo y don Paquito Vega, alias «el guía» …. (parece el nombre de «un cantaor).

Una vez entrados en el pueblo de El Puente, y alentados por el convencimiento entusiasta de Paco, seguimos a un mini bus, descartando totalmente las indicaciones del GPS … Eran las 7:15, por lo que en media hora larga estaríamos por Escuredo.

Pablo fue el primero en sospechar, que la carretera por la que íbamos, no era por la que durante todo el año se había acercado al Parque (había venido varios días a entrenar por Sanabria, para preparar la TDS del UTMB). A sus dudas, me uní también yo, pero «Paquito» seguía diciendo que era una carretera alternativa que circundaba radialmente el perímetro de …. Las sospechas de Pablo, se confirmarían 15 minutos mas tarde al encender el GPS …

«¡¡Pero si estamos yendo al revés!!» !!!!!! …. 40′ hasta Escuredo marcaba el google maps, eran las 7:35 …. (madre mia …), Paco no sabía dónde meterse !!! … La carrera «había empezado» antes del pistoletazo de salida.

Tras llegar con unos ‘holgados’ 8 minutos de antemano, y tras pilotar en modo rallye durante 30 minutos, calentamos brevemente, firmamos el tablón de confirmación y 3, 2, 1 … SALIDA DEL ULSA 2019!

A diferencia de 2018, la salida no fue tan loca y kamikaze, y dejé que otros se lanzaran a la aventura …
Sin quererlo ni planearlo, nos juntamos Pablo, Mario y ‘una servidora’ durante toda la ascensión por la Pedriza, hasta el primer collado.
Dicharacheando sobre aspectos generales de la vida, así como de «los poshers intrépidos y aprovechados de las RRSS», atrapamos a la cabeza de carrera, que se había aventurado minutos atrás … Los portugueses André Rodrigues, Pedro Rocha o Super iban en el grupo, al que nos unimos para llegar al primer punto referente donde estaba el avituallamiento, y donde se iniciaba el tramo cronometrado. Dani se había ido por delante, intentando ganar unos valiosos segundos que haría buenos su buen descenso final.

Al alto Vizcodillo (2.121 metros), llegué en 6ª posición junto a 3 corredores más.
Se avecinaba el descenso tortuoso y abrupto hasta la laguna Maliciosa, rincón desconocido para muchos, y de una gran belleza natural. La bajada no es mi fuerte, por lo que estos 3 corredores en seguida me avanzan y se lanzan cual caballo desbocado, colina abajo. Desde allí, volvíamos a ascender sentido al Vizcodillo, para torcer a la derecha a través de un campo de brezo de un palmo de alto, que hacía difícil la zancada natural que tendríamos por una pista o sendero.

En seguida, aparecía el dibujo de un sendero empedrado de plano ondulado, que te lanza hacia el Alto del Peñón, punto de avituallamiento km17, y donde es conveniente cargar pilas, ya que vienen 10 km’s de tímida ascensión por una pista forestal de cortafuegos, poco atractiva, ladeada y que te funde los pistones por su longitud, así como por sus continuos vaivenes positivos y negativos.
Para ser totalmente francos, quizá es el peor trazado de todo el ULSA, el cual divide el área limítrofe entre Zamora y León, y pinta sinuosa toda la cresta de la sierra. La cuestión es que no hay otra forma aparente de llegar de un sitio al otro, ganando esa altura …

En estos andares, las fuerzas comienzan a mostrarse vulnerables, y ponen en evidencia la exigencia de esta primera etapa.
Algun que otro calambre en abductores, encienden alguna alarma, la cuál se hace más ostensible cuando tras un tropezón, se me sobremonta el músculo del basto interno, pinzándome hasta la columna …. ¡Dioossss que dañooo… si lo sé, hubiera preferido caer al suelo!.

En este tramo, cuando crees que ya estás llegando a un punto en alto, aún aparece otro repechón para consumir existencias …

En el Alto de Reigada, último punto de recarga antes de comenzar a ver la parte alta del ‘tobogán’, El Faeda, (2.024 metros), vierto en uno de los bidones el último sobre de Tailwind y aceleramos para llegar cuanto antes a ese punto final en alto ….

La bajada del Faeda, no es sencilla ni apta para todos los públicos. De hecho, no hay sendero, pista, camino ni nada que se le parezca … Junto al cortafuegos anterior, para mi, es la peor parte del Ultra Sanabria, ya que como dije en su momento y vuelvo a decir, son «tramos a mejorar»…

(En los últimos dos veranos, junto a la organización de la prueba, hemos estado con pico y azadón en mano, intentando sendear una parte del tramo final hasta la cascada de los Vados, pero la parte alta de esta bajada, es una mezcla de roca y cepa de brezo quemada, que hacen técnico y delicado este vertiginoso descenso de 1.000 metros negativos, a no ser que se «sendee» con una máquina toda esa parte alta).

Al igual que el curso pasado, las molestias y calambres comienzan a ser evidentes bajando, por lo que no estamos para mucha floritura y mucho menos para caernos y hacernos daño con 2 etapas por delante.
Tras la primera bajada delicada, viene una ‘pequeña chincheta’ en la que hay un par de voluntarios alentándote para los 6km’s finales. ¡Venga campeón, que esto ya está hecho! … (me gustaría conocer el sentido de esa frase. Ya está hecho … ¿el qué,,, el destrozo que llevo encima?… XD …)

La soledad que te lleva acompañando, apunta a las 4 horas ,,, El final de la primera etapa está cerca, y no vale perder un segundo que al final de las 3 jornadas, puede ser decisivo.

¡Por fin, ya veo la el cañón de la cascada de los Vados!.
La parte final, es la que mas «escarbada» se nota, por los dos veranos trabajados a pico y pala, jeje,,
Ese descenso final, en el que puedes poner un pie rápidamente delante del otro, no tiene nada que ver con la parte alta, y en seguida entro en el sendero natural tras cruzar el cañón, por el que las marcas de los carros que antaño tenían que subir por ahí, muestran impregnada la dureza de los trabajos que nuestros abuelos realizaban entonces ,,, ¡que salvajada! …
Restan 2 km’s de pista ancha por delante, que se pueden hacer eternos o más menos rodantes hasta meta, todo depende del esfuerzo consumido.
Como ya he dicho, no hay tiempo que perder, ya que los segundos en estas pruebas por etapas, pueden ser cruciales.

Entro en San Ciprián, con el crono marcando 4 horas, 9 minutos y 8 segundos.
Ciertamente agotado y acalambrado, pero satisfecho por la sensación de haber gestionado correctamente los esfuerzos, y a la par, sorprendido al ver que he rebajado en 14 minutos el tiempo del año pasado… ¡Wooow, es un hachazo importante al crono!.
(Uno de los retos que me había marcado este año, era bajar de las 12 horas finales).

Aún así, podemos ver el salto de calidad entre los atletas citados en esta primera etapa, ya que pese a recortar considerablemente mi tiempo final, entro en 13ª posición. (7 puestos más atrás que la anterior edición).

La cara de cansancio, lo dice todo … XD

Tras cruzar la línea de meta, me esperan «el Speaker Tractorista», el simpático spekaer portugués, Antonio Del Pozo (director de carrera) y mi pareja, Irene Fuertes, que tendrá su primera cita por la noche con el km vertical, en la modalidad del GrandTrail.

La organización, cuida mucho al corredor (no sólo élite, si no también popular) y junto a meta, tienen colocada una carpa de atención médica y fisioterapia por lo que pudiera necesitar todo finisher, así como una fantástica mesa de recuperación «gastronómica» local.
Empanadas de Mombuey, dulces y bebidas varias, esperan al esfuerzo de todos los que van llegando.

Junto a estos fantásticos manjares, un antiguo pilón diseñado para avastecer al sediento ganado, nos hace función de «bañera de hidroterapia» a los corredores que vamos llegando, ¡es ideal!.
Parece todo tan rústicamente preparado, que estos detalles son los que hacen del ULSA, una prueba única y especial en toda la península.

 

ETAPA 2
San Martín de Castañeda – San Martín de Castañeda – 42 km’s

1.842 + / 1.842 –

La segunda etapa del ULSA arrancaba a la misma hora que el día anterior, 8:30 a.m., pero hoy ya, desde el epicentro de la prueba, la población de San Martín de Castañeda.

Es el día en el que empiezan a lucirse los maiots de los líderes de la clasificación.

Líder de la General – André Rodrigues (Portugal) Liderato compartido con Pablo Villa.
Líder de la Montaña – Ivan Hernández (Castilla La Mancha – España)
Líder del descenso – Pablo Villa (León – España)
Líder Zamorano – Daniel Hidalgo (Zamora – España)

 

Para la jornada de hoy, decido prescindir de la mochila de hidratación, y considero que con el cinturón y un bidón rígido (más recargas de Tailwind) será suficiente.
La salida es rapidísima, calle abajo dirección al sendero que nos conducirá a la Playa de Folgoso.
En cabeza, André Rodrigues junto a Pablo Villa. Justo detrás, Mario Olmedo y yo, seguidos de Pedro Rocha y Vitor Cordeiro.

Nada mas coger el sendero, Pablo y André deciden dinamitarlo todo, y se pierden entre la hojarasca. Mario va tras ellos para no perder comba como en la 1ª jornada, y de esta manera conservar sus opciones, que como buen «bandolero», querrá tener sus balas a punto…

Personalmente, decido adoptar la misma estrategia que el año pasado, y no quiero quemar las naves ya de salida, ya que conozco la dureza de la etapa de hoy.

-«Tranquil Nanet, anem fent que això es molt llarg» … (Pienso para mi, tranquilo, que esto es muy largo).

Son unos aproximadamente 4.000 metros acumulados de desnivel, los cuales se estructuran de forma simétrica:
Dos partes de ascenso pequeñas, pero exigentes (una al principio y otra para llegar a meta) y dos grandes ascensiones en medio, que van a pedir una regularidad y constancia, para tener opciones finales …

De esta manera, y yendo 4º, llego a la playa de Folgoso, con unos cuantos metros de hueco con los 3 de cabeza, y con aproximadamente unos 20 metros con los perseguidores.

En el zigzagueo por las playas del lago, también hay alguna que otra roca, por lo que mas vale ser prudente para evitar caídas tontas.
El sol ya asoma en las montañas sanabresas, y el grupo se unifica para salir a la carretera y empezar a encarar la parte final hacia el camping de los Robles, donde no está de más «echar un trago», ya que no van a ser predominantes los puntos de líquido en esta etapa. Un avispero da el primer susto de la jornada, y a Rocha le caen el premio gordo, el reintegro y un suplementario, ¡3 avispas se ceban con él! … Jajaja madre mia, ya es mala suerte.

Comenzamos la ascensión al primer punto en alto (1.300 metros), previo a bajar a Sotillo de Sanabria.
La ascensión se realiza por una pista ancha, con porticones de ganado, y con tramos de piedra suelta, donde en ocasiones el trazado se inclina para mi gusto preferencial.
Es ahí donde abro un poco de brecha con los Portugueses Pedro y Vitor, así como también con Dani y Vicente «Super».

El descenso hacia Sotillo de Sanabria lo hago prácticamente en solitario, no dejándome llevar por el entusiasmo (hay que guardar), sin excesos, pero sin distracción, ni tampoco un freno excesivo.

A punto de llegar a Sotillo, me atrapa un corredor vasco. ¡Con este no contaba!. Se trata de Francisco Javier Rábano, un ‘misil’ en las subidas, tal y como me había demostrado en la 1ª jornada, metiéndome 4 minutos ni mas ni menos.
Muy buen tipo, alegre, sencillo y un compañero muy apropiado para la jornada maratoniana …

Junto a él, llegamos al 2º avituallamiento, donde hago mi recarga de comida líquida programada. Llegan los demás, nadie para … (esto me suena).

Salgo del avituallamiento por una de las zonas mas bonitas del recorrido. Es el bosque que precede a la ascensión a la cascada de sotillo y su calmada laguna.
¡Está todo precioso!. Estamos en otoño, y los colores verdes, rojizos y castaños, se entremezclan. ¡Menuda foto!.

En seguida doy caza a los corredores que no habían parado en el recovery. Son los 2 portugueses y Francisco.
Es mi terreno, subida inclinada donde tienes que poner la mano en el muslo, y empujar jadeando como un jabalí …. Vuelvo a juntarme con Francisco, e iniciamos juntos el ataque a la cima. Dejamos unos metros atrás a Pedro y Vitor.

Tras unos minutos turnándonos al frente (sin tener en cuenta los 3 animales que van por delante, claro está), escuchamos cómo la respiración de otro corredor nos da caza …. ¡Es el maiot de la montaña! ,,, Ivan Hernandez, el manchego, se había reservado para darlo todo en esta primera parte cronometrada. ¡Menudo tio, se quiere llevar todos los maiots’ jaja …

Llegamos a la laguna de sotillo, tras el paso por unos pastos preciosos. Las sensaciones son un calco a las de 2018. El inicio del descenso es fácil, para tornarse algo más técnico entre piedras y pista ancha, antes de llegar al avituallamiento de la Laguna de Carros. Nueva carga de Tailwind Nutrition, y un par de gajos de fruta …
En estas, el corredor vasco aprovecha para irse, y los dos portugueses me dan caza (son bajadores natos) …
Junto a ellos, llegamos a Ribadelago viejo para hacer esos 2 km’s de asfalto hasta el inicio de la Ruta del Cañón del Cárdena, y ahí damos caza «Al Carbonero de mercancías», el maiot de puntos rojos, que está cogiendo aire para el segundo tramo cronometrado, ¡qué tio!.

¡Avituallamiento clave! – km25. Nueva carga de producto, un guiño al voluntario y al lío.

Cañón del Cárdena, majestuoso.

Nada más comenzar, tengo un «deja vu» respecto al curso anterior, cuando atrapo y dejo atrás a los intensos corredores portugueses y a Francisco (el vasco).
Tengo a unos 15 metros por delante a Ivan, que intenta intensificar su ascensión, para asegurarse el maiot en el tramo cronometrado,, «ACEPTO EL RETO».

Vamos abriendo brecha con los predecesores, y en unos 40 minutos estamos arriba, él, unos 15 metros delante de mi.
La subida por el cañón del cárdena es espectacular, tanto por paisaje, como por el cambio de decorado vegetal. Es un sendero sinuoso, con algún que otro tramo de «grimpada» (mano al muslo y yemas en la roca), por lo que disfruto como un enano ..
El tramo final al Pico del Fraile es una pista de medio km hasta el control, al que llegamos juntos Ivan y yo. Es en este punto donde nos informan que Pablo Villa ha abandonado, por lo que llegamos en 3ª posición compartida tras André Rodrigues y Mario Olmedo, que por lo visto, bajan juntos en una disputa titánica, intercambiándose ataques (sería chulo poder verlo) …

Nada mas abandonar este punto de control, Ivan me dice que está fundido, que él quería luchar por el maiot y que me deja vía libre en la batalla por la pelea del 3er puesto, por lo que al igual que en el ULSA 2018, comienzo a descender el Plano inclinado, con ideas entremezcladas de temeridad y prudencia, por la tecnicidad empedrada que presenta esta antigua pista … (en el curso pasado, luché por el 2º puesto tras Pablo Villa).

Esta bajada es largo, ETERNA, no acaba nunca … incluso una vez comienzas a ver «algo de civilización», te das cuenta que lo que atraviesa por encima de ti, es el puente o canal que seguramente se empleaba para desalojar agua desde la presa hasta algún cultivo o hasta la población de Ribadelago viejo…

Entras en el antiguo pueblo de Ribadelago, y comienza un trozo de calle y asfalto plano, que te lleva a través de un par de puentes de madera, al último avituallamiento. ¡Que largo se hace este trazado!. Miro continuamente hacia atrás, lo que denota que mucha fuerzas no quedan en la reserva.
En este punto, te encuentras con los corredores del Gran Premio (prueba única del sábado) y donde además, nadie puede darte referencias de los corredores que vienen detrás, ya que no hay marcajes en el descenso anterior …

Por delante, la última ascensión de 300 metros positivos (que parecen Himalayísticos). Es la senda de los monjes, que te conduce hasta el refugio de San Martín.
Aquí las fuerzas son las que son, y entre corredores de la prueba única, vas intercambiando algún ánimo y felicitación por ambos esfuerzos.

No lo tengo claro ,,, ufff me está costando tela subir esto ,,, «me cagon deu», va Nanet,,, VAAA! ,,,»

Una vez veo el túnel, ya lo veo con mas claridad. ¡Ya estoy en la carretera!… Miro por última vez hacia atrás, ya que no me fio de estos portugueses Kamikaces .. jaja…
La bajada por el pueblo de San Martín, es divertida, me parece super entretenida y me viene a la memoria esos documentales de BMX en las fabelas de brasil, saltando maderos y pasando por «culagas» estrechas a toda velocidad ,,,

Veo el Monasterio de San Martín, ¡ya está!, entro en meta 3º, con 4 horas 32 minutos y 5 segundos (1 minuto y medio menos que en 2018)….

 

Muy contento y satisfecho por repetir «cajón» en la prueba reina del Ultra Sanabria.
Más esfuerzo, mayor estrategia, pero misma ilusión para la última etapa, la fantástica subida por el cañón del Tera a la Presa rota. ¿qué pasará?.

Los tiempos en la clasificación General ahora son los siguientes:

  1. André Rodrigues – 7:27:42
  2. Mario Olmedo – 7:36:38
  3. Ivan Hernández – 8:37:20
  4. Daniel Hidalgo – 8:37:52
  5. Vicente Barrio – 8:39:37
  6. Nano López – 8:41:13
  7. Pedro Rocha – 8:44:59
  8. Francisco José Rábano – 8:46:41
  9. Adrian Santiago Andrés – 8:53:02
  10. Humberto Vara – 8:57:12

 

ETAPA 3
San Martín de Castañeda – San Martín de Castañeda – 32,5 km’s

1.269 + / 1.269 –

Tres cincuenta y tres ….
Ese es el tiempo, 3 minutos 53 segundos. Tiempo que me separa de nuevo del 3er cajón del podium …. ¿viable?

El dibujo, ya es una copia idéntica del ULSA 18 … La única diferencia, era que en en la 2ª jornada del año anterior, ya usurpé el 3er cajón de la general y tocaba defenderlo.
Ahora, cabía la opción de atacarlo desde el 6º puesto, en la última etapa, que además, me es muy favorable.

Un ascenso largo y técnico hasta la Presa rota (todo el desnivel positivo, acumulado de entrada), un trozo de pista y sendero empinado hasta el punto mas alto, junto al embalse de Vega del conde, para bajar como una exhalación a laguna de peces. Desde aquí, «un downhill» directo a Vigo, por el cañón del forcadura, el cual conozco tan y tan bien, por las excursiones de cada verano a Peña Trevinca.

La estrategia pues, está clara:
Dejo que Iván Hernández pelee con Mario por el ansiado maiot de puntos, y ya se relajará una vez finalice el tramo cronometrado.
Por mi parte, me mantengo inicialmente en el grupo que casi con toda seguridad formaremos Vicente «Super», Dani, Francisco y Pedro, para a mitad de ascenso atacarlos en la medida de lo posible y sacar esa ventaja de 4 – 5 minutos que me sea suficiente. Como mucho, me seguirá Francisco, pero le aventajo en casi 6 minutos y bajando no es un virtuoso tampoco ¡Todo cuadra! … o mejor dicho,,,, todo cuadraba, menos con lo que no contaba, un pequeño problema ambiental ….

6:30 a.m., corremos las cortinas y … ¡Fina lluvia otoñal, con densa niebla mañanera! …. ¡Vengaaaa,, estupendo!

Si ya de por si las inclemencias oscurecían las calles de San Martín, esta tercera jornada salía un cuarto de horas antes (8:15), por lo que la noche te hacía sopesar la necesidad de acudir a la firma de corredores con un frontal en la cabeza …
Sin él, dada la incomodidad de tenerlo que llevar encima durante el 95% de la prueba, tomamos la salida puntuales con los líderes respectivos para este último etapón:

Líder de la General – André Rodrigues (Portugal)
Líder de la Montaña – Ivan Hernández (Castilla La Mancha – España)
Líder del descenso – Mario Olmedo (Andalucía – España)
Líder Zamorano – Daniel Hidalgo (Zamora – España)

Salir sin frontal, conlleva buscarse un compañero de fatiga con luz encendida para que ilumine la bajada de la senda de los monjes, no muy larga, pero si ciertamente peligrosa entre lluvia y piedras «jabonosas».
Aún con la memoria de su ascenso el día anterior, bajamos dicha senda guardando fuerzas y riesgos innecesarios (no todos), viendo de esta manera, como los «suicidas» no parece preocuparles los posibles sustos por un resbalón tempranero.

En el km 4 ya tenemos zona ancha y pista para zapatear y llegar al primer avituallamiento de Ribadelago. ¡Comienza la fiesta de verdad!.
Aún sin sacar el chubasquero, comenzamos una zona empedrada pero plana, para sortear por un sendero los últimos recobecos de la catástrofe de 1959, donde la presa cedió y desbordó todo el acumulado de agua y roca sobre el pueblo de Ribadelago … Tuvo que ser algo bárbaro.

Como era de preveer, Iván comenzó su marcha individual, y puso la 5ª en cuanto tocó roca.
Mario y André, volvían a repetir pelea por delante, hoy ya sin Pablo, y en la que además, se sumarían los líderes de la GranTrail, (Semedo, Pedro y Romeu Goveia) ya que la salida había sido conjunta con esta y con otra prueba única de Gran Premio Zamorano.

En cuanto a mi guerra, formamos rápidamente el grupo esperado, Dani, Pedro, un brutal Vitor Cordeiro, Francisco y yo. «Súper», había decidido salir también a por todas, e iba unos metros por delante, ¡me había despistado, y tuvo que decírmelo Dani!.

Según íbamos ascendiendo la cosa se iba poniendo más delicada. Comenzaba a chispear de nuevo, y la roca sanabresa, que no había recibido ni una gota de agua en todo el verano, tenía preparada una fina película de polvo (ahora barro invisible) que haría terrorífica la etapa para muchos corredor@s.

A unos 2 km’s aproximadamente de Presa Rota, decidí atacar.
No sabía a cuánto estaría Vicente (Super), ni Iván, y si quería sacar algo, era «Ara o Mai (ahora o nunca).

La cosa no iba mal. ‘Cacé’ a Vicente en «el porticón» de ganado poco antes de llegar al cobertizo/avituallamiento de la Presa Rota, y junto a él llegamos al punto de control. Carga de alimento líquido, y ,,,, ¡ostras, sorpresa!. ¡El líder del GranTrail, y campeón extremeño, con una manta térmica tirado en el suelo del cobertizo, con ligera hipotermia!, ufff … la cosa no era imaginación, realmente el tiempo exigía y mucho.

Sin apenas detenernos, seguimos por la pista, para encumbrar el punto más alto de la etapa. Junto a mi, Pedro Rocha («inconmensurable» el portugués, con un estado de forma 2.0 versus el curso anterior, ¡¡wow!!) ….
Vicente se quedaba atrás, y los demás no aparecían, ¡la cosa pinta bien!, sólo falta dar caza a Iván. A Pedro le saco 3 minutos 40 seg. en la general, pero es una temeridad llegar con él a la Laguna de Peces, porque bajando es un auténtico animal, y podría no sólo recuperarme esos 3 minutos, si no aventajarme en otros cuantos más, tal y como está la meteo.

Durante esta travesía «a cara de perros» entre la niebla y la fina agua nieve en la parte mas alta, nos lanzamos ataques mutuos entre risas y preocupación, ya que ambos vamos helados de frío. Ya no sé si es divertido o peligroso, pero está claro que pararte allí, no es la elección.
Sinceramente, hay un momento en el que realmente lo paso mal. No siento las piernas del frío que está haciendo, llevo la capucha del impermeable puesta, y las manos escondidas bajo las mangas. Ya no se como mas refugiarme…
Mojados, empapados desde la punta del dedo gordo, hasta la base de la médula y soportando además un viento invernal, comienzo a preocuparme también por mi pareja, Irene, que está disputándose el GranTrail varios km’s atrás junto a Lucinda, y sé lo mal que lo pasa con estos «circos climatológicos» …

Justo arriba, en el momento más crítico cuando mas llovía y mas soplaba el viento, Pedro me lanza un ataque definitivo de bajada a peces. Le sigo a 15 metros de distancia, sin poder reducir hueco, y en Peces, ni paramos a avituallarnos por no quedarnos «pajaritos».
Si el show subiendo, se había antojado estresante a la par que peligroso, el descenso no iba a ser menos, y entre el frio que ya tenía, mis cuentas se volvían borrosas para conseguir el objetivo …

Ni rastro de Iván (el 3º en la general), Pedro se había lanzado en su especialidad como un loco, forcadura abajo conmigo persiguiéndolo a la desesperada ,,,
Por detrás, tampoco veía a nadie. Las cuentas pasaban por pillar a Iván en el forcadura e intentar dejarlo atrás, sin perder excesivamente la comba de Pedro.
Nada más dejar la pasarela de madera que rodea la Laguna de Peces, empezamos una pista de rocas fijas ciertamente peligrosa, y también alcanzamos a algún que otro corredor del Gran Premio, que había «petado» por delante.
Pedro se me va distanciando como era de esperar, pero cuando menos esperaba ¡aparece Iván! … ¡Ostras, y ahora que!….
¿Era posible atacar y que sobreviviera a esa locura de 7 km’s de descenso para conseguir el propósito? … Ufff había que intentarlo.

Al cabo de unos metros, ya tuve el primer resbalón ,,, al poco de otros centenar de metros, el segundo, con caída incluída ….
A Pedro ya no le veo, a Iván si, pero con la sensación de que al verme, ha apretado y se me aleja… La tercera caída, ya es definitiva … ¡Ostia terrible!, como diría el de aquella serie … jaja …
Con una de esas piedras lisas, previas al puente natural que cruza el cañón, resbalo y caigo de espaldas un par de metros … No me hago nada serio, salvo un golpe en el codo, pero empiezo a pensar ,,, ¿vale la pena que siga con este intento de caza?. No tiene pinta que en los 5 km’s finales pueda recortar casi 4 minutos a Ivan (además yendo por delante), y a Pedro ni le veo … Además, cuando me debatía entre el seguir intentándolo o no, veo que me dan caza el grupo de «Super, Dani y Vitor Cordeiro, que bajan como «cabriols» de montaña … ¡Alucinante! … jajaja ..

– «¿Pero como bajáis así, animales?»
– «Amigo… tú estar fuerte y flaco auuu subiñas, eu nois nos agrada baixar» …. – me espeta Vitor Cordeiro, jajajaja. ¡Qué bárbaro!

Freno de mano, Nanet ,,, calma y llega a meta 🙂

Los km’s de descenso por sendero hasta Vigo, son rápidos, y los hago a buen ritmo junto a otro chico del Gran Premio Diputación de Zamora que me había dado caza tras pasarlo un par de km’s atrás, pero ya no hay nada que pelear, sólo intentar acabar de disfrutar el ULSA y no hacerme daño.

Entro en Vigo, con un cambio de temperatura considerable. Mucha humedad condensada.
Desde Vigo, nace el camino o senda vieja directa a San Martín. No es difícil, no es técnica, pero a estas alturas de la película, y con las condiciones que el dia nos ha traído, se antoja larga e interminable.
Mucho barro, y tendencia levemente ascendente, que te transportan a la entrada de San Martín. Allí, Inés (del Recreo) junto a su compañera de fatigas en el fantástico Hostal Restaurante, esperan a su hermano ,,,, Me animan y felicitan, consiguiendo sacar, seguramente, una de las pocas sonrisas del día.

Sólo queda cruzar «la campa» dispuesta para aparcamiento, y entra en el Monasterio.

8ª posición, con un tiempo de 3 horas, 37 minutos y 26 segundos, 11 minutos más que en la misma etapa del ULSA 18,,,, ¡Ufff,, que duro ha sido!.

 

Con todo ello, 7ª posición final de la general, con 12 horas, 18 minutos, 39 segundos en la clasificación del ULTRA SANABRIA 2019

Son 4 minutos menos que el año anterior, y teniendo en cuenta la dificultad de esta última etapa por las condiciones meteorológicas, podría decir que la valoración final, es satisfactoria, pero ….
Claro está, que el nivel de participantes subió sensiblemente, pero tras la fantástica segunda jornada, y con una tercera etapa sin lluvia, veía muy factible una nueva lucha por el 3er cajón, por lo que me quedo con un sabor ciertamente agridulce.

Más aún, al conocer que Irene, había abandonado en Presa Rota, al verse desbordada por las condiciones de lluvia, frio y caídas continuas … ¡Qué rabia!. Estaba peleando por ganar el GrandTrail, y tenía casi asegurada la 2ª plaza final.

Así es la montaña, y esto es lo que la hace tan especial.
Hay días en los que todo sale bien, y otros en los que la misma naturaleza, te pone a prueba tanto física, como mentalmente.
En este sentido, debemos sentirnos afortunados por disfrutar de un deporte de tal exigencia y con tan buenos resultados, sobretodo, por los momentos que compartes con otros compañeros que al igual que tú, han estado preparando esta y otras competiciones durante todo el año.

No me queda más que agradecer una vez más a toda la organización, dirección y colaboradores del ULTRA SANABRIA BY STAGES.
Empezando por Antonio del Pozo (director de la prueba), Juanjo López (Responsable de Media y seguimiento PRESS), así como a los fantásticos colabores y voluntarios, a los Speakers tan «salaos» y perfectamente compenetrados y por supuesto a «Javi y Inés», propietarios de «El Recreo», por su acogida y esfuerzo en todos los días que dura el evento.

Nos vemos por las montañas,
Hasta pronto.

Nano López
Activador Emocional
Formador de Habilidades Sociales
y Deportista de Carreras por Montaña

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