La mítica UltraMaratón de Transvulcania, no defraudó y cumplió las expectativas que arrojaba de antemano.

Una UltraTrail de 74,5 km’s, con un desnivel positivo de 4.350 metros y otro negativo de 4.050, que hace que los amantes de este deporte se pongan a prueba desde su salida, en el faro de Fuencaliente, hasta la meta, en Los Llanos de Aridane.

Todo empieza a las 3:30 de la madrugada del sábado 11 de Mayo.
Para llegar hasta el faro, la organización dispone unos autobuses, que desde diferentes lugares de la isla, realizan un recorrido de aproximadamente 1 hora zigzagueando por sus carreteras de puerto, e impedir así un colapso de vehículos en la zona de salida. (Bajo mi parecer, demasiado madrugón teniendo en cuenta que se sale a las 6:00 a.m., pero sabiendo que otros años tuvieron problemas con algun que otro retraso, se entiende lo precavidos que son).

Una vez allí, un viento fortísimo, que a todo aquel que no ha sido previsor, le tiene mas de 1 hora al antojo del frío y el sueño … (empezamos pues acertando, llevándonos la mochila de trecking, pantalón largo y plumas a la salida, sabiendo que había servicio de «transferBag» hasta meta).

El ambiente, comienza a ser de «carrera grande».
Unos 2.000 corredores, dispuestos a afrontar este reto, dentro de sus diferentes objetivos.
Élites que afrontan la prueba dentro del circuito Migu Run SkyRunner WorldSeries, y populares que tienen por objetivo bajar su marca anterior, ser finisher o desmotrarse así mismos la capacidad de superación ante una colosal prueba como es la TransVulcania.

Migu Run Skyrunner® World Series

 

 

 

 

 

Son las 5:59, se apagan los frontales para bajo la orden del speaker, en un «3, 2, 1 … » encenderlos todos a la vez, y generar junto al estimulante ambiente sonoro de ACDC, un clímax único. COMIENZA LA TRANSVULCANIA NAVIERA ARMAS 2019.

La subida al pueblo de Los Canarios, son 7 km’s a través de un sendero/pista de arena volcánica, junto a la «marabunta» de corredores (todo dependiendo de la velocidad que decidieras emplear en la salida), para en poco mas de 40 minutos, adentrarte en un ambiente el cuál demostrará porque es una de las pruebas qué mas demanda tienen entre el corredor popular.

Aún no llegan a ser las 7 de la mañana, y esta pequeña aldea canaria, está al completo en la calle, a golpe de tambor, bocina, cencerro o pulmón, para animar a todos y cada uno de los corredores.
Es increíble ver el ambiente que se forma entre el público, y sólo los que corremos este tipo de pruebas, sabemos de la importancia que tiene ver cómo todo un pueblo se vuelca de esta manera contigo, seas primera espada, o ‘el último de la fila’.

Tras el paso por este animado punto, comienza la subida hacia Las Deseadas, el primer punto alto de la carrera (1.828 m).
Para llegar hasta aquí, se transcurre por un bosque precioso, que se abre según vas ascendiendo, dando lugar a uno de los momentos mas chulos del día: El amanecer.

Son poco mas de 2 horas, y las vistas son increíbles. Generalmente, por encima de las nubes, la estampa es idílica para captar la instantánea.

Desde allí, el descenso a El Pilar se antoja divertido y a la par «caprichosamente peligroso», ya que son 8 km’s por senderos arenosos, que pueden desgastar y mucho las patas en este primer tercio de carrera.
Algun@s corredor@s se aventuraron a lanzarse colina abajo ante mi ‘envidia’ trailera (nunca me he considerado un bajador), pero creía que sería un riesgo tan sólo seguirlos, en una aventura demasiado temprana.

Sobre la hora prevista, paso por este punto de control, en el que da lugar la salida de la Maratón.
Allí, se encuentra la Naneta, para darme un beso al paso por el arco de salida. (A ellos, les quedan 40 minutos para comenzar su prueba).
Hemos guardado un poco, haciendo caso a las recomendaciones de intentar llegar al último tercio de la prueba con piernas y sin desfondarnos.

Desde aqui, comienza la parte más bonita de la carrera.

Entre falsos llanos, y toboganes, vas carenando la ascensión final al Roque de los muchachos, a 2.420 metros.
Pero antes, has de llegar al Reventón, punto kilométrico 31, en el que aparecen los primeros síntomas de cansancio (como es obvio), para posteriormente encumbrar el Pico de la Nieve (2.038 m.) y el Pico de la Cruz (2.294 m.).
A estas alturas de carrera, el calor ya aprieta, y muchos corredores comienzan a notarlo. En cabeza, algunos han abandonado, y otros empiezan a bajar el pistón .. Por mi parte, y junto a un corredor inglés y otro italiano (parece un chiste de Eugenio), cogemos un ritmo cómodo, a la par que alegre de ascensión.

En el Pico de la Nieve, el inglés abandona. No se encuentra bien, y aprovechando que hay un punto de evacuación, pone fin a su aventura,,, (una lástima, ya que iba practicando mi depurado inglés de Oxford … XD).
Nos adentramos en la caldera de Taburiente. ES PEC TA CU LAR … No sé si he visto algo similar en los 4 años que llevo practicando este deporte.
La Caldera de Taburiente se formó hace unos 2 millones de años, y su característica formación rocosa, te hace pensar que estás en la luna. Quizá es por eso, por lo que se ubica el observatorio mas importante de Europa, en el punto más alto de la isla.

Tras el Pico de la Cruz, me quedo sólo. Me gusta subir, y decido que es un buen momento para cambiar el ritmo.

Viene un tramo de «sube y baja» constante por senderos interminables. Quedan 200 metros de ascensión hasta el Roque de los Muchachos, y comienzo a notar la debilidad muscular, por agotamiento lógico.
Cuatro quilómetros que se me antojan algo tediosos.. ¿Sabéis esos tramos en los que podrías correr perfectamente, en condiciones normales, pero con el agotamiento que traes te resulta súper agotador?… Pues así, voy entrelazando momentos de «caminar-correr» para encarar el último tramo hasta el punto más alto de la prueba.

En este punto, me dan caza los primeros clasificados de la distancia Maratón, que me pasan como gacelas. Junto a ellos, llego al Roque de los Muchachos, para avituallarme, llenarme de orgullo y satisfacción (puaj…) y mentalizarme para afrontar los 18 km’s de DESCENSO VERTIGINOSO hasta la cota cero, en Tazacorte … (agüita la nos espera)…
Me lanzo inicialmente encorajado por los gritos de los que allí se encuentran, para modular poco después el ritmo junto a un chico al que doy alcance. Junto a él, emprendemos el 70% del descenso a un ritmo fantástico, hasta que llegamos a la torreta del Time, donde el terreno se «empedriza» en exceso para mis maltrechos cuadriceps, isquios, gemelos y bajo el ritmo considerablemente … ¡Maldita sea!, que dan algo menos de 7 km’s hasta Tazacorte y ya comienzo a decir «basta».
Seguramente, en las semanas previas me faltó acumular algo más de distancia, y trabajar los ejercicios de fuerza con algo mas de consideración y mentalidad para afrontar este downhill … Llego al mirador del Time, 3 km’s hasta el punto de paso km 69, y me alcanza Aroa Sío, corredora y amiga de la distancia maratón, la cuál animo (y me anima a mi), ya que está en Podium y eso nos hace feliz a los dos. ¡BRAVO AROA, BRAVO!.
La última parte del descenso es ESPECTACULAR. Un caminito zigzagueante por un acantilado frente al mar, que te deja boquiabierto.

Llegamos a Tazacorte. ¡POR FIN!.
Allí, se aglutina muchísima gente, puesto que es la meta de la Maratón (que envidia…).
Entre el público, algún amigo, y familiares de amigos que me animan para afrontar los últimos 6 km’s y 350 metros de desnivel. El reloj marca 9 horas y escasos minutos, lo cuál me hace estar dentro del timing establecido. Las sensaciones, son muy buenas. Estoy cansado (obvio) pero se que el objetivo está cerca y que no se escapará. El sub10 con el que nos habíamos mentalizado finalizar, es más que real.

 

Llega la parte MAS HORRIBILUS de la Ultra Transvulcania. La parte del Río y cañaveral que transcurre durante 4 kilómetros, para finalmente elevarte hacia las calles de Los Llanos de Aridane, a través de una pista amplia, empedrada, aburrida, solitaria y ACHICHARRADA por el sol. ¡Dios mio, qué mal lo pasé!.

El transcurrir inicial, tras refrescarnos en el último punto de paso, lo realizamos mas o menos al tran tran, sin pensar demasiado más allá de imaginar la entrada en meta.
De repente, un fotógrafo tras una roca, buscando la captura de una foto que no le veo atractivo alguno … (de hecho, creo recordar decirle algo así como: «menos mal que el modelo te salvará la horrible paisajística)…. XD .. Aún guardaba un cartucho de buen humor.

Tras este ‘cartucho’, comienza la penitencia. La pista dichosa, que te hace subir de golpe esos más de 300 metros infernales.
Nos encontramos 3 corredores, con una distancia diría simétrica el uno del otro, de unos 20 metros. Los 3, al mismo paso, jadeando como ‘gorrinos’, sin un alma por el camino. ESTO ES LARGUÍSIMOOOOOO…
(Recuerdo perfectamente lo que en ese momento desearía: Desearía subir por la carretera, aunque fuera más distancia, porque subir por este antiguo camino de carretas me está matando).

De repente, dos niños que me dicen que en poco más de 500 metros salgo a las calles de los Llanos, para afronta la famosa recta dirección a meta. «Al menos allí habrá bares, gente que anime» – pensaba yo.

«La cara lo dice todo»

Tras el momento crítico de esta ascensión, por fin, encaramos la recta final a meta, por lo que miro el reloj y veo 9h 55′ … Pues nada, una vez más, habrá que sacar el hígado por la boca con tal de llegar en tiempo y hora.
Tanto es así, que aún adelanto a un par de «Walking Dead» que debieron sufrir x2 lo que yo en esta última subida.

Y al fin, entre el griterío de la gente, entro en la recta de meta en el tiempo estimado y deseado (9h 59′).

No tengo palabras para describir lo que es vivir esta mítica prueba Palmera. Sólo cabe felicitar a la organización por todo lo que cuidan tanto en el pro, durante y post a los corredores, visitantes, familiares y demás miembros como voluntarios u organizadores, por tal de cumplir con las espectativas que desprende esta fantástica carrera.

Transvulcania Naviera Armas 2019

 

Nano López
Activador Emocional
Formador de Habilidades Sociales
y Deportista de Carreras por Montaña

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