Atravesamos días complicados, en los que el COVID-19 nos lanza un reto a la sociedad en general.
Bill Gates vaticinó durante una conferencia de 2015, que una potente y desconocida pandemia, sería la causante de una de las peores crisis de nuestros tiempos. Enfatizaba de este peligro, por encima de factores como el armamento nuclear u otros intereses, el ataque de un virus de este tipo.

Para empezar, ya estamos confinados en casa sin poder realizar nuestros habituales quehaceres. Nuestras obligaciones han quedado semi interrumpidas, y nuestras aficiones han quedado congeladas.
Entra en juego algo básico y dilapidado en los últimos años.
El sentido común.

 

Entendemos el Sentido Común, como los conocimientos y las creencias compartidos por una comunidad y considerados como prudentes, lógicos o válidos. Se trata de la capacidad natural de juzgar los acontecimientos y eventos de forma razonable.
Dicho esto, podemos empezar a valorar el sentido común con el que ejercen ciertos grupos de personas, empresas, grupos, entidades, etc …

 

 

El Sentido común en las personas.
Como decía, estamos atravesando una situación crítica a nivel global, y nuestro país es uno de los punteros en este sentido. El nivel de contagios se dispara cada día, llegando a una mortalidad conocida del 4%, (porcentaje seguramente menor, ya que no hay forma de conocer a ciencia cierta el número de infectados reales, el cuál se cree estimar en 10 veces más que los conocidos oficialmente).

Desde las autoridades pertinentes, se ha pedido a la población que se ‘confinen’ en sus domicilios, salvo una lista de excepciones consideradas como «esenciales o básicas».
Ir a realizar la compra de alimentos, acudir de forma justificada a tu puesto de trabajo, sacar a pasear de forma prudente a tu mascota y pocas cosas más allá de las que se deriven de estos supuestos (gasolina, pienso…).

 

> Queda así pues totalmente prohibida de forma tácita la relación entre personas de forma directa, debiendo mantener 1,5m. de distancia con las que nos podamos encontrar.
> Queda prohibida la práctica deportiva, (por mucho que pensemos que estamos en un medio rural y apartado), ya que podemos difundir bacterias a través del medio natural, el aire y elementos diversos.
> Quedan totalmente prohibidos los viajes que no sean debidamente justificados.

> Etcéteras similares

 

 

¿Y dónde aparece o carece el sentido común?
Días atrás nos llevábamos las manos a la cabeza viendo como la República de China cerraba fronteras, calles, comercios, colegios, oficinas,, ¡TODO!. Eran terriblemente estrictos, confinando ciudades enteras de más de 7 millones de personas.
Aquí no existe un control tan «autoritario», simplemente nos han pedido quedarnos en casa con nuestro ADSL, Libros, Netflix, Movistar FUSIÓN, PlayStation, juegos, e incluso GIMNASIOS caseros…
¿Es sencillo, no?
Pues parece ser que hay muchas personas que no entienden esta sencilla norma, y deciden desafiar a las autoridades, mas allá del riesgo que para ellos supone, por el peligro que para otras más vulnerables significa.
Gente que no parece comprender la magnitud y dimensión de esta crisis y se toma a la ligera las ordenanzas expuestas.
Queda claro, que el sentido común va incluso más allá de la lógica, y seguramente unido a la educación recibida, a la cultura la que se pertenece o incluso a los valores inculcados, la gente se comporta de maneras multiformes. Es obvio, que si vives en un medio rural, quizá no ocurra absolutamente nada por salir delante de tu casa con el perro o tu «chaval» en medio de un ‘socarral’, pero lo justo y necesario para que te de el aire, y volver (esto también es sentido común). Obviamente, todo este conjunto de medidas, va muy enfocado a grandes urbes, en las que se amontonan cientos y miles de personas.

De ahí, se deriva que muchos comportamientos sean tan dispares no sólo entre personas, si no también entre países enteros y/o entre dirigentes políticos y gobernantes.
Mientras en China actuaron de inmediato, aquí hemos tenido que esperar a ver como se extendía un primer brote … mientras en Corea se activaba un protocolo informatizado a través de APP de control y seguimiento, aquí no tenemos ni teléfono de atención al ciudadano, y como mucho te dicen que te quedes en casa con tu cajita de Paracetamol …

El sentido común de la gente tiene que imperar, y si no disponemos de un alto porcentaje de la población con ese imperante lógico, tenemos un problema para muchos meses. Sé consciente de la situación y #quédateencasa.

 

El sentido común en las empresas
Es el momento del Teletrabajo.
Muchas empresas han optado por iniciar esta vía tras la petición de confinamiento que el Gobierno ha decretado, pero:
¿están todas las empresas preparadas o dispuestas a realizar este tipo de trabajo a distancia?. La respuesta es «depende».

Existen empresas que ya hace años funcionan a través del conocido sistema de «horario flexible» o «conciliación laboral familiar», no obstante, este tipo de disposiciones se ofrece principalmente para el cuidado de hijos, menores o personas dependientes a cargo, pero no para otro tipo de conciliación.

Hoy, muchos de nosotros estamos trabajando desde casa, ofreciendo (con conexiones no lo suficientemente preparadas), una eficiencia notable.

 

 

¿Podría aparecer o extenderse el concepto de «oficinas o mesas calientes»?

Quizá deberíamos plantearnos la oportunidad acontecida por fuerza mayor, como el reto de probar el teletrabajo en muchos ámbitos de nuestra empresa.
Gran parte de nuestras jornadas (dependiendo el departamento) lo dedicamos a trabajos administrativos, acudiendo para ello a nuestras oficinas a modo preceptivo, ya sea por reuniones puntuales, entrega de documentos necesariamente en documento físico o similares.
El ahorro de costes de estructura, materiales y sobretodo AHORRO DE TIEMPO en desplazamientos, podría ser bárbaro.

Tenemos la oportunidad de llevar a cabo este sistema de trabajo, tumbando tabús y tópicos de que «el que más trabaja es el que abre y cierra la oficina» o «aquel que no aparece por aquí, no está trabajando».
Con estos razonamientos de Pajares y Esteso, no avanzaremos ni aprenderemos nada de esta crisis.
Es hora de implementar sistemas de evaluación contínua de nuestro trabajo, fijar objetivos claramente definidos y liberar de cargas horarias a muchos de nuestros trabajadores. Quizá con ello, podamos conseguir:

 

  • Mayor satisfacción y empatía con la empresa, por parte de sus empleados y dirigentes.
  • Mayor conciliación no sólo familiar, si no personal y ociosa.
  • Sistema dirigido por evaluación de las competencias.
  • Ahorro de costes en desplazamientos gracias a las videollamadas.
  • Ahorro de costes en documentación (soporte digital).
  • Reducción de costes de estructura y sistemas.
  • Incremento del rendimiento, debido a ese bienestar emocional.
  • Mejora del ambiente y la cohesión del trabajo en equipo.

 

Siempre pudiendo disponer de «espacios calientes» en los que poder seguir reuniéndose o realizando formaciones (a día de hoy, tan importantes a modo presencial por la comunicación no verbal que representa) u otras necesidades que se puedan considerar.

 

De esta manera, el SENTIDO COMÚN ofrece una oportunidad global, para dar un cambio radical al modo de trabajo de muchos de nosotros.

 

 

 

Nano López
Activador Emocional
Formador de Habilidades Sociales
y Deportista de Carreras por Montaña

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