El amor para siempre, el de «para toda la vida», puede existir,,, pero no es UN DEBE SER ..
Existen formas de relación cambiantes y evolucionadas al clásico «hasta que la muerte os separe», siendo a veces ‘muerte en vida’ el perdurar en un sin sentido junto a alguien.
Las separaciones, ya no son algo nuevo en el mundo de la pareja, y han llegado a ser algo muy frecuente en la actualidad.
Atrás quedaron modelos de relación, donde había que aguantar como fuera porque un sacerdote o concejal de ayuntamiento nos había hecho firmar «amor eterno hasta el fin de nuestros días».
Existe mucho miedo e ignorancia ante lo que significa estar sólo,,, quizá más miedo que ignorancia, ya que nacemos y morimos solos, pero como dice un conocido compositor y músico «Naces sólo, mueres sólo y en mitad de ese camino, quiero un rato divertido».
Las cargas que supone una ruptura, te exigen un esfuerzo psicológico de dimensiones incalculables.
Existen variables como el tiempo de la relación, la dependencia hacia esa persona (emocional, familiar e incluso financiera), planes futuros rotos, hijos u otros parecidos, que en cada caso, siempre van a ser perfectamente justificables y entendibles.
Una pareja tiene distintas fases de desarrollo y maduración:
- El encuentro: Cuando conoces a esa persona y tu estado receptivo se acciona, generando «entes químicos» que se manifiestan a través de comportamientos como el conocido ‘flirteo’, la simpatía extrema, la sonrisa fácil e incluso la prestación y predisposición a cualquier plan, idea o exposición que esa persona pudiera plantear.
Cuando a la otra parte le ocurre lo mismo, y te lo hace ver o saber, es muy fácil tener estados de excitación arrítmica, agradable nerviosismo y apetecible alteración del sueño, así como el disponer de un extra de energía durante el día. Es la fase que más gusta de una relación. Se conoce como la novedad, y la novedad siempre llama la atención. Te dirán lo que quieres oír, te reirán todos tus chistes, y si hay atracción, es obvio que la química juega una baza casi imparable. - La confirmación: Realzamos esos sentimientos, los manifestamos en público e incluso damos un paso más allá, utilizando nuestro primer ‘posesivo’: mi pareja.
Es aquí, cuando comenzamos a construir planes de forma conjunta, y a través ellos (mas que probablemente) modifiques algunos de tus hábitos o incorpores otros nuevos. Es una etapa de crecimiento, de aprobación mutua y de toma de decisiones tan importantes como el salto a la convivencia o a otros compromisos. Comienzan a asentarse los hábitos de pasar muchas horas juntos y puede ser que presumas de estabilidad emocional. Justo aquí, en ese instante, comienza de forma vertiginosa y casi sin darnos cuenta, el principio del siguiente nivel. - La rutina: Tras un tiempo de relación, comienzan a repetirse comportamientos, hábitos y cosas que en un principio pasaban desapercibidas, y ahora resultan ‘ligeramente molestas’. Es inevitable que el tiempo convierta las sensaciones iniciales, la ‘magia’, la ilusión por «la novedad», en algo rutinario. Esto pasa y pasará siempre no sólo en las relaciones, sino en tu vida profesional, aficiones, cosas materiales, etc Aparece un concepto muy importante a tener en cuenta: La Volatilidad.
Este concepto, en el sentido emocional, se entiende como aquello que se ‘evapora’ de forma inesperada, sin previo aviso, por razones tan dispares como inmaduras. Llegados a este momento, sale a la palestra otro concepto importante. La Madurez en la resolución. - La resolución: Las crisis de pareja, tienen muchas cosas, pero hay algo que no podemos evitar; El desenlace.
Ya sea de forma favorable o sentenciadora, estas situaciones tienen una u otra salida.
Es aquí cuando intervienen muchas teorías sobre cómo han evolucionado las relaciones de pareja y cómo se han acrecentado las situaciones de separación o divorcios en la actualidad.
Obviamente, cuando oíamos aquello anteriormente citado de «hasta que la muerte os separe», uno podría tirarse de los pelos pensando que si tuviera que ser así ,,,
Por suerte, todo esto ha ido, poco a poco, pasando a mejor vida y el separarse de alguien ha dejado de ser ‘un imposible o inviable’ para convertirse en una solución de ‘punto y a parte’, que con el tiempo puede llegar a ser hasta enriquecedor.No obstante, he de decir que no considero que sea bueno el vender la ruptura sentimental como primera opción, y me explico.
Está claro que las relaciones tóxicas, no dan lugar a crecimiento alguno y quizá sea conveniente no poner ‘tiritas’ a una gran hemorragia.
Entendemos por relación tóxica, aquella relación «limitante», manipuladora o hiriente en acción u oración, que te impide avanzar y te hace estar de forma irritable gran parte del tiempo.
A veces, no es sólo cosa de la otra persona, en ocasiones «convertimos» en tóxica la relación con nuestra forma de ser, nuestro comportamiento egoísta o debido a una falta de empatía.
Sea como sea, este tipo de comportamientos no dan tregua e impiden que puedas disfrutar de lo que tocaría en una relación de pareja.
Con todo esto, y tras aclarar la toxicidad en la pareja, el ‘huír’ de buenas a primeras, no es siempre la mejor opción.
Las crisis siempre llegan; La antigua crisis de los 40, la crisis de la adolescencia, la crisis de rutina en el trabajo, crisis familiares …, y no por ello significa que debamos dejarlo todo, pretendiendo que se borre de nuestra memoria aquello que no nos gusta.
Es cuando entra a jugar el último y gran concepto:
Comunicación y Trabajo Personal
¿Realmente te interesa esa persona? ¿Te sientes a gusto con ella, pese a las múltiples y recientes discrepancias? ¿Crees que podrían mejorarse algunos aspectos de la relación de pareja? ¿Crees que te manipula o te convence con lo que dice? ¿Te hace reír? …
Esta última pregunta, puede parecer la menos seria de todas ¿verdad?.
Una vez leí, que aquella persona que te hace reír, incluso cuando no tienes razón para hacerlo, es alguien a quien merece la pena tener muy cerca, porque reír con esa persona, te hace olvidar hasta de como estás, y eso se llama Magia … y la magia no se busca, la magia te encuentra.
Empatía, comunicación, diálogo y mucho trabajo propio así como de pareja, pueden llegar a hacer superar esa situación de desavenencia y que la pareja crezca de forma exponencial.
La pregunta entonces se resume en:
¿Quieres seguir creciendo con tu pareja o quieres finalizar esa relación?. ¡Valóralo!.
En ocasiones, hay alicientes que aceleran esta decisión.
Una tercera persona que aparece en la vida de uno de los dos miembros, y te hace retroceder a la casilla de «El encuentro». La novedad, siempre llama la atención, y en una situación de crisis, puede ser la dinamita que envíe todo a hacer puñetas. Aún así, el proceso se repite, y una vez transcurrido el tiempo, la rutina acabará haciendo acto de aparición, ¿y entonces?.
No juegues con la teoría de «el mono y la rama», esto te restará confianza y dignidad. Afronta tus desavenencias y en función de lo que creas que esa persona te aporta, lucha o bájate de ese tren, pero no lo hagas cambiando de vagón.
Nano López
Activador Emocional
Formador de Habilidades Sociales
y Deportista de Carreras por Montaña