¿Y SI ÉRAMOS FELICES Y NO LO SABÍAMOS?

¿Y si cualquier tiempo pasado fue mejor? ¿Y si lo que hacíamos, cómo lo hacíamos y con quién lo hacíamos, nos daba la felicidad plena? ¿Y si éramos felices y no lo sabíamos?

Foto by Jordi Saragossa

Trabajábamos, teníamos nuestro círculo de amistades, familia, nos relacionábamos a nivel social, teníamos múltiples hobbies, viajábamos y sobretodo, nos abrazábamos, besábamos y compartíamos momentos, platos, vinos … ¡VIVÍAMOS! … Nos quitaron todo esto, y nos empezamos a dar cuenta que éramos felices y que no lo sabíamos…

Suele ser cuando perdemos algo, que nos damos cuenta de lo que ‘valía’, y es por ello que el ser humano es considerado un animal inconformista casi por naturaleza, y más en los tiempos que corren, donde lo efímero, lo volátil y fugaz, podrían ser nuestro segundo apellido. Quejarnos de la rutina, de nuestro trabajo o de un punto de vista distinto al nuestro, en una tertulia distendida y cercana en la terraza de un bar, nos impedía ver todo lo bueno que nos rodeaba, de esta manera, en lugar de estar agradecidos por todo lo bueno que nos «inunda» nuestro mundo, perseguimos sentirnos continuamente acariciados por «la novedad» de un momento, lugar o persona.

A las alturas del año en las que estamos, la afectación emocional sobre algunas personas comienza a ser preocupante, existiendo una ‘psicosis’ sobre el comportamiento de un virus que hace ya casi medio año que se instaló entre nosotros.
La nueva normalidad, no ha convencido a nadie, y es que hay ‘miedo’ al contagio o al ser asintomático y contagiar a otras personas con riesgos importantes, por lo que la desconfianza hacia para los demás, es un hecho patente en el día a día y también en nuestro ocio vacacional.

Pese a la inconsciencia de unos cuantos, la tendencia es evitar la proximidad y la masificación de personas en zonas clave. No hay estudios que identifiquen cuál va a ser la evolución del virus, ni tampoco es fácil acertar cuál será la tendencia y preferencias de la gente durante el verano, ya que todo parece estar gobernado desde la anarquía de la última hora, siendo muy difícil prever temas gastronómicos, hoteleros e incluso deportivos u ocupacionales.

Funcionamos a «trompicones» según creemos conveniente. En función de las noticias que escuchamos o vemos en tv, de lo que leemos en internet o lo que nos ha dicho aquel familiar que tiene contacto directo con …
Lo que hoy quizá parece claro, la semana que viene no lo es tanto, por lo que se suceden cientos de reservas a la par que otras tantas anulaciones, llevando a la ruina a muchos empresarios que viven del ‘sector servicios’ y del entretenimiento turístico.
Para muchas personas, esta «nueva normalidad» agobia, estresa y genera un estado de ánimo ciertamente irritante, arisco y preocupante.

¿Y si ahora resulta que echamos de menos nuestras rutinas?

Foto by David Robles @davidroblesphoto

Hace 1 año, disfrutábamos de nuestra gente, nuestros pueblos, nuestras fiestas y de cosas tan espectaculares como un atardecer, un cielo estrellado o una verbena. Para muchos, todo esto era aburrido ya que era «lo habitual» cada verano, por lo que decidían hacer otras cosas distintas (y estás bien, entre la variedad está el crecimiento), pero resulta que ahora, son muchos los que pagarían una fortuna por volver a sus orígenes y disfrutar de una verbena en la plaza del pueblo …

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *