Cuando nada es suficiente, y lo que NO conseguimos es muy insuficiente …
Cuando no conseguimos algo, es evidente que nos decepcionamos, entristecemos e incluso fustigamos con reproches que van incluso más allá de un juicio a nuestras capacidades y aptitudes personales.
Aún así, cuando sí conseguimos nuestro objetivo, reaccionamos en muchas ocasiones con un «psé, bueno ,,, no está mal, pero no tiene tanto mérito ya que » … Pensando incluso que «si hemos conseguido esto, es porque otra cosa mejor se nos ha escapado» ….
Todo esto, tiene un dictamen con un nombre claro: Autoexigencia.
La autoexigencia se manifiesta cuando una persona se exige demasiado a sí misma y busca dar siempre lo mejor de sí.
Buscará siempre el máximo rendimiento y eficiencia en todo lo que haga, sobrepasando en ocasiones sus límites y/o capacidades.
Esta condición personal, tiene doble vertiente (positivo/negativa). Te permite luchar por aquellos objetivos bien establecidos, haciéndote crecer y progresar hasta lograr tu meta o propósito, pero por contra, puede trastornar tu personalidad, llevándote a cruzar barreras emocionales de «prohibido el paso», lastrando tiempo, salud y cosas que realmente SÍ son importantes de verdad, y que no vas a saber ver hasta que las hayas perdido.
Una de las cualidades de la Autoexigencia es alargar de forma indefinida la plena satisfacción en las cosas que hacemos, ya que siempre hay ítems a corregir, mejorar o cambiar para obtener esa ansiada excelencia. Nunca será suficiente, porque pese a conseguir tu objetivo, siempre existirá un «pero».
La Autoexigencia, construye un patrón de comportamiento a través del que siempre querrás dar lo mejor de ti mism@, incluso hacia/para la gente de tu entorno, volcando esfuerzos, tiempo u otros recursos en ellos, dejando de pensar en ti mism@ por querer abarcar demasiadas situaciones o por querer ayudar a los demás con sus problemas, sin lograr hacer nada concreto.
Como aspecto negativo, queda claro que la Autoexigencia es un virus provocado por uno mismo, que te impide disfrutar de aquellas pequeñas cosas que realmente aúnan valor cuando están ordenadas y alineadas de una forma enriquecedora.
Estados de ansiedad, inconformismo continuo, aislamiento social, alteración del sueño, cambios continuos de carácter,,,, son síntomas claros de una persona con este tipo de patología en su personalidad.
Como aspecto positivo, podemos decir que al ser algo generado por nosotros mismos, también puede ser revertido por nosotros mismos hacia un estado de beneficio y crecimiento personal continuo, siempre que se haga de forma ordenada y controlada.
A lo largo de nuestra vida, hemos recibido continuos refuerzos (tanto positivos como negativos).
Es muy probable, que aquellos refuerzos positivos que tenían que ver con los valores culturales, tradicionales, de familia o educación, fueran desapareciendo al ser condición normal de desarrollo personal.
Ejemplos:
El hecho de que tú, con 10 años, apruebes un examen en tu fase de educación primaria, es normal.
El hecho de que tú, recojas tu cuarto tal y como te indicaron tus padres cuando estaba desordenado, es normal.
El hecho de que tú, tengas un buen comportamiento en la mesa de navidad, con tíos, abuelos y familia en general, es normal.
El hecho de que tú, hagas y te comportes como quieren «esas personas», es normal.
Sin embargo,
No es normal que entres chillando en una habitación. ¡Castigo!
No es normal que suspendas ese examen, tu «deber» era aprobar y con nota. ¡Castigo!
No es normal que no recojas tu habitación, y lo dejes todo tirado por el suelo. ¡Castigo!
No es normal que realices «cualquier» comportamiento que no esté social o globalmente aprobado por tu familia, por una sociedad o grupo.
Este grupo de Refuerzos negativos, nos sonará bastante, ya que es la reacción de alguien, ante algo que no es esperado, ni mucho menos aprobado, y además, concurren en situaciones tan surrealistas, como por ejemplo en un «parque infantil».
«… No te subas ahí, no toques esa barra, ves a saber que porquería tendrá …. pero no te quedes ahí tampoco, que está lleno de barro, cuidado con esa piedra, vigila con ….» ¡Tendríamos que estar levitando! ….. » Los reproches, hagamos lo que hagamos, son continuos.
Todo este tipo de Refuerzos negativos a lo largo de tu infancia, adolescencia y desarrollo personal, es muy probable que hayan construido una personalidad Autoexigente en otros campos de tu vida actual.
En esa infancia, el refuerzo negativo se centraba en un castigo cómo no poder salir a la calle, no jugar a la consola o quedarte sin ver la televisión. Mas adelante, los castigos eran no cobrar el bonus o variable de tu empresa, una amonestación verbal o algo similar (área laboral profesional), hasta llegar al clásico «me enfado y no respiro» en el ámbito de la pareja o de los amigos y/o família.
Es importante que exista el refuerzo negativo , ya que manifiestas a la otra parte, que algo no te ha gustado (siempre con asertividad y buena comunicación), pero siempre nos olvidamos de la parte fundamental. ¿Qué era lo que quería obtener de esta situación, acción o hecho?.
En el ámbito de la auto exigencia, este ítem de psicología de crecimiento personal, funciona de la misma manera:
No he conseguido mi objetivo, me «auto castigo» ,,, pero ¿y qué he obtenido como aprendizaje de esta ‘NO consecución de mi objetivo’?
Es igual de importante el refuerzo negativo, como el aprendizaje o valoración posterior. El fin último, es el de no quedarte en el campo de la frustración de forma gratuita e indefinida, por eso descarto totalmente el aislamiento social y la reclusión en uno mismo para afrontar este tipo de situaciones.
De tal manera, antes de empezar a caminar hacia nuestro objetivo, tenemos que valorar dos cosas:
- El hecho de que quizá pueda conseguirlo (lo he preparado, estoy listo y las condiciones, aptitudes/actitudes y cualidades, son idóneas).
- El hecho de que quizá pueda NO conseguirlo (lo he preparado, estaba listo, pero había una serie de variables que no dependían de mi).Con esto último, debo pensar:
Quiero seguir intentándolo (si cabe la opción), quiero cambiar el objetivo, etc .. pero teniendo claro que el NO conseguirlo también era una opción, ¿por qué la descartaste antes de tiempo?. Una no consecución de algo, siempre es la oportunidad de superación futura, NUNCA es un fracaso siempre que se intente desde la objetividad del trabajo, el esfuerzo y la realidad de escena.
Normalmente, las personas se preparan a conciencia para conseguir propósitos, metas, pero muy poca gente prepara psicológicamente el hecho de NO conseguir sus objetivos, y esto es igual O MÁS importante que lo primero.
En el grupo de Refuerzos positivos, volcamos menos esfuerzos y dolores de cabeza, ¿por qué?. Es sencillo.
Nuestro cerebro está diseñado a través de un sistema de doble hemisferio, siendo uno el racional y otro el emocional.
Este segundo hemisferio, hace que esos pequeños detalles que suponen un contratiempo o que nos impiden obtener aquello que esperábamos, activen una membrana o «lamparita» del «yo no puedo, no soy capaz, soy un desastre, no so suficientemente bueno …». Esta ‘lamparita’ va buscando confirmar teorías destructivas que viven instaladas en nuestro YO, generándonos altos niveles de cortisol en vena, llevándonos a situaciones conocidas como «de bajón, chof o desgana».
Sin embargo, el otro hemisferio (más racional) tiende a normalizar esas cosas que nos pasan y que esperábamos que pasasen, es decir, que cuando sonríes con alguien que es muy divertido, cuando consigues resolver un problema, cuando tu pareja, tu hijo O TU PERRO, te sonríe casi diciendo buenos dias, cuando consigues aquella meta u objetivo que en tu mente se había dibujado como «lo lógico y normal por», tu cerebro no monta una fiesta, lo que hace es lanzarte una leve palmadita emocional, como diciendo «pos claro… pos lo normal»….
Es curioso cuanto menos, el pensar que debería ser justamente al revés. Deberíamos darle valor CAPITAL a todo lo bueno que nos ocurre, sea como fuera, en condición de exigencia, naturaleza, sacrificio o similar, y restarle valor a las pocas cosas menos agradables o deseadas.
Un refuerzo positivo, es algo tan sencillo como:
El agradecer a un grupo de amigos, su compañía en una cena, si así realmente lo sientes.
El agradecer a una persona, la cuál cede el paso en la autopista, para que te incorpores sin detener tu vehículo.
El sonreír a alguien que sabes que se esfuerza por agradarte.
El darle un beso a tu pareja, hijo, amiga, mascota, por el simple hecho de querer hacerlo.
Todo lo que nos parece NORMAL, debería pasar a ser FABULOSO.
Deberíamos de estar rodeados de acciones de refuerzo positivo, incluso de nosotros hacia nosotros mismos, las cuáles ENGRANDECEN y dan valor a las cosas que hacemos y conseguimos, ya sea algo en el plano personal, laboral, deportivo u otro campo de nuestro día a día.
La Autoexigencia tiene la capacidad (de una forma ordenada) de permitirte construir sueños en base a unas capacidades reales, pero al mismo tiempo, ha de permitirte detener la parte mas ambiciosa, para disfrutar de lo que has conseguido hasta la fecha en tu largo caminar …
¿Quieres que sigamos hablando de ello?
Nano López
Activador Emocional
Formador de Habilidades Sociales
y Deportista de Carreras por Montaña